martes, 19 de diciembre de 2017

La Guille sigue luchando

IMG_1691Guillermina nunca supo que mi hermana murió en 2015. Cuando entendí que nadie le dijo, yo tampoco tuve el valor de hacerlo. ¿Cómo se le dice a alguien con cáncer que otro paciente, más joven, acaba de fallecer? Con ella mi hermana volvía a estar viva. “Está mejor, la quimio funciona, volvió a trabajar, está casi curada”. Aquellas mentiras le daban esperanza y a mí me daban cierta paz.
Un día dejó de preguntar por mi hermana. Tal vez alguien le dijo, tal vez la creyó curada para siempre, entonces comenzó a preguntar: “¿Y mami cómo está?” Y volvieron las mentiras, o verdades a medias: “Está mucho mejor, la quimio funciona, anda chocha con su nieto”… y la única verdad absoluta: “Tiene las mismas ganas de vivir que tú”.
Si algo tenía la Guille eran ganas de vivir.

A Guillermina la conocí en 2013, ingresada por un cáncer de mama en el hospital de Cienfuegos. Meses más tarde mi hermana Kenia regresaría de Venezuela con la misma enfermedad. Y como el dolor une a las personas, y empecé a trabajar en el periódico 5 de Septiembre, empecé a querer a Guillermina, y a valorar, como pocas personas pudieron, su deseo sofocante de trabajar.2014-09-09 15.48.46
Ella era, como correctora, insoportablemente detallista. A muchos hizo perder la paciencia con sus constantes preguntas, correcciones, sugerencias. Pasaba los 70 y ella seguía ahí, pegada a la computadora, a las planas del periódico; sin darle chance a los demás: quería morirse en el periódico, trabajando, siendo útil.
Muchas veces me contó cómo su cuerpo se iba deteriorando por la metástasis. No temía contarme, aunque con cada noticia yo me alarmaba más. Hay pacientes que no quieren hablar de la enfermedad, otros no pueden evitarlo, y unos pocos prefieren contarlo como si fuera un chiste.
Ella hablaba del cáncer en serio, resignada, pero con una valentía de pin.... (Si estuviera revisando este texto ya me hubiera llamado más de una vez, y la mala palabra no me la iba a dejar pasar). Su voluntad de vivir a toda costa, de seguir “jodiendo” a toda costa, fue su virtud más admirable y más incomprendida también. Qué cosas ¿no?
Pero yo la entendí a la perfección, porque mi hermana murió de cáncer y fue esa la virtud que la mantuvo viva por casi dos años; porque esa misma virtud es la que mantiene hoy viva a mi mamá. Por esa virtud, quise a Guillermina y atendí a sus revisiones con paciencia, y escuchaba sus consejos, aunque a veces no los tomara en cuenta.
20140909_JCD (45)Hace unas semanas hablé con ella por última vez. Sufrió una parálisis facial por una isquemia cerebral y había dejado de comer. Cuando hay metástasis cerebral, se apura el fin. Bien lo sé. Pero aun así nunca pensé que esa sería la última conversación, y cuando le prometí que hablaríamos otra vez lo pensaba en serio, no pensaba en la muerte.
Esta tarde supe la noticia y no pude dormir, tampoco llorar. Escribí esto de un tirón. Cuando se sabe de alguien con cáncer una imagina, mil veces, la noticia de muerte. Es inevitable. Pero también una imagina, mil veces, la sobrevida. Mucho más cuando los ves luchar como luchaba mi hermana, como luchó Guillermina, como lucha mi madre.
Mamá no sabrá la noticia. ¿Cómo se le dice a alguien con cáncer que otro paciente, conocido, acaba de fallecer? Cuando me pregunte por “Guille” —como suele hacer en cada una de mis visitas a la casa— le diré como solía responderle a Guillermina cuando me preguntaba por mamá: “Sigue ahí, luchando, como tú”.


PD: Este texto está sin revisar. Espera por el implacable lápiz de Guillermina.
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